Día 49

Hoy ya se cumplen 49 días desde que lo llamé por última vez, desde que vino a mi casa, desde que sentí lo que es un abrazo, el calor de otro cuerpo. 49 días desde que disfruté el sabor de su boca por última vez.

Cada día flaqueo más, pero también me lleno de esperanza de que mientras más aguante, más me acostumbraré a la idea y menos me dolerá. Y que pronto dejaré de extrañarlo. JAJAJAJAJAJAJAJAJA. Qué iluso Franklin. No, creo que nunca dejaré de desearlo. Pero es algo que me toca aguantar.

A veces pienso que él también piensa en mí, que espera mi llamada y que es muy tímido para dar el primer paso. Pero luego mi cerebro se pone en alerta y me recuerda todas las razones por las que no debo llamarlo. Que no soy nada para él, que nunca lo fui, no le importó mi cumpleaños, nunca me correspondió,…. y la más fuerte de todas: que no tengo nada que ofrecerle. No lo culpo si no quiere estar conmigo…. pero si sí quiere estar conmigo, igual esto es lo mejor. El se merece algo mucho mejor.

No me quiero a mí mismo y no puedo esperar que otra persona me quiera.

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